¡Llegó Semana Santa!
¡Llegó Semana Santa!
Y con estos días de descanso, reflexión y mar, muchas mujeres se sienten vulnerables al momento de darse un chapuzón en la playa. Piensan que sus cuerpos no están listos porque "no están en forma". Las razones para este sufrimiento pueden ser varias y este miedo se acrecienta cuando se hacen una película en sus cabezas imaginando que todo el mundo las está viendo mientras se deshacen de los shorts, el kimono, los lentes de sol, las hawaianas y el sombrero para por fin dejar ver esa silueta que Dios les ha dado para moverse en este plano terrenal.
Lo cierto es que el traje de baño es como cualquier otra prenda de vestir! Tiene la misma función que un pantalón, una blusa o un vestido: cubrir la figura.
Claro, no voy a negar que siempre queremos mostrarnos de la mejor manera posible, pero si nos ponemos a pensar cuanto nos faltaría para estar a tono puede que transcurran algunas lunas, jajajaja! Y la verdad es que yo no dejo pasar una invitación a la playa porque me encanta disfrutar del mar. Tan solo pensar en su olor, en la arena suave y calientita bajo mis pies y en el sonido de los pájaros o las palmeras que se mueven con la brisa que siempre acompaña la costa, me emociona! Y la mejor parte es que para todo hay soluciones.
Hace unos meses recibí de regalo este precioso bañador de Sarpha Swimwear. Ya conocía a Andreína Pérez -directora creativa de la marca- de un bazar decembrino donde ambas participamos, más no había tenido la oportunidad de ver personalmente todo lo que Sarpha ofrece y lo cierto es que en su showroom se encuentra lo necesario para una escapada: hay flip-flops, protectores solares, carteras y por supuesto, muchos trajes de baño coloridos.
Me medí tres y este fue el que más me agradó porque tiene un corte alto en la parte inferior que recoge el abdomen, cubre los brazos (mi piel es extremadamente blanca y debo cuidarla más de lo habitual cuando me expongo al sol) y el estampado tropical me enamoró!
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