Bella a cualquier edad

Si algo me encanta de instagram es que haciendo preguntas a la audiencia a través de las historias se puede recibir el feedback inmediato de la gente. Es por eso que el post de esta semana está basado en el requerimiento de una amiga que me lee desde algún lugar de Europa, a quien quiero muchísimo y que es un poco más joven que yo, creo que alrededor de unos doce años. 

Su tema fue ¿cómo aceptar y vivir el paso de la juventud y la llegada de los signos de la edad?

Debo confesar que lo primero que sentí con esta interrogante fue un shock, porque aunque ya he publicado por este medio cuantos años tengo creo que mi cerebro y mi corazón aún no lo procesan. Me siento más joven en mente, cuerpo, actitud y espíritu respecto a mi edad cronológica. No es que niegue mis 42, solo que aún no los he asumido por completo porque tengo mucha vitalidad y optimismo, además de que honestamente me siento (y hay quienes dicen que me veo) de 35 e inclusive un poco menos. Sin embargo, mi físico se ha encargado de recordármelo en un par de ocasiones. Una de ellas fue hace un mes aproximadamente, cuando jugando con mi hijo a saltar arriba de la cama brinqué con tanto vigor que me maltraté la rodilla derecha, al punto de que al día siguiente no podía flexionarla. Se me hacía imposible subir y bajar escalones! Fue un descuido de mi parte, pues tenía mucho tiempo sin ejercitar. Ya gracias a Dios me estoy recuperando, pero a lo que voy es que en definitiva la juventud -al igual que la belleza- se lleva por dentro.

Para aceptar que soy una mujer madura no hay nada como valorar la experiencia ganada con el paso del tiempo en distintos aspectos de mi vida y eso es algo agradezco y que no cambio por nada!

Quienes me conocen desde que era una adolescente han visto una auténtica transformación desde hace unos seis años para acá, a raíz de los momentos espléndidos y otros no tan buenos que la vida me ha puesto por delante. No acostumbro a hablar sobre asuntos tan personales por las redes, pero creo que es hora de abrirme un poco porque sé que no soy la primera ni la última mujer divorciada en el mundo, además de que creo que mis vivencias pueden ser de ayuda para otras personas. El fin de mi matrimonio a mis casi 36 años fue un hecho que me marcó, puesto que me casé con mi primer y único novio, alguien a quien amé con locura y con quien hice planes "para siempre". Sin embargo, el tiempo demostró que lo mejor era que cada quien siguiera su camino y aunque la separación no estaba prevista en los planes, porque fue muy dolorosa y ocurrió cuando mi hijo tenía dieciocho meses, fue necesaria para hacerme crecer como persona y como mujer. Estar por mi cuenta me ha vuelto autosustentable y más comunicativa, más extrovertida, más arriesgada e independiente, más relajada, segura y comprometida con mis actividades. No cabe duda de que lo mejor es lo que pasa y de que lo negativo deja muchísima evolución también.

La edad es la suma de todas tus vivencias y agregar años es un símbolo de sabiduría acumulada que nos dispone a vivir la vida de una nueva forma. Nunca se deja de ser niño, joven o adulto, por eso es tan importante apreciar lo que viene dentro del equipaje que nos enseña nuestra existencia. Ahora entiendo a los mayores cuando dicen que quieren tener menos responsabilidades y cargas. A nivel profesional, mientras más grande es la experticia adquirida el trabajo se vuelve más llevadero y liviano. Y a nivel personal, las circunstancias siempre presentan una proyección a futuro distinta, donde la capacidad de adaptación es clave para llevar una vida tranquila y disfrutar del momento. De nada sirve quedarse anclado en el pasado pensando que todo era mejor. Solo agradeciendo el presente y entendiendo que lo que llega es para dejar un aprendizaje, será la manera de permitirnos progresar positivamente.

Mi consejo va más allá de la edad que tengas, y es que te aceptes tal cual eres sin modificar nada externo, porque todo lo experimentado es ganancia. Cuando se está en paz con la persona que refleja el espejo todo fluye porque la belleza se irradia de adentro hacia afuera. Las arrugas son producto de las risas y la alegría. El cabello blanco de la resolución de problemas. El andar más lento significa un tiempo más pausado para disfrutar de las bondades que encontramos en la vía. Es un deber cuidarnos interna y externamente, pero creo que es importante no sentir presión por eliminar las evidencias del tiempo en nuestro rostro o cuerpo, aunque al principio frustre. Tampoco hay que preocuparse por los años, ya que lo que importa es la forma en cómo se vivan y eso es algo que depende exclusivamente de cada quien. Eso sí: hay que mantenerse activos, bien sea con un hobby o un empleo que sea agradable, ejercitarse en la medida de lo posible, prestar un poco más de atención a la salud y alimentarse, hidratarse y dormir  bien. Mi meta es seguir viviendo a plenitud siendo capaz de ser feliz y mejor cada día, porque sé que lo que es para mí está ahí afuera esperando encontrarme. ¿Cuál es la tuya? 

Besos, 

Charlotte

Joyería: Denise Francoise @dfdisenos
Franela: Craski @craski_
Falda: By Gantes @bygantes
Zapatos: Andrea Gómez @ag_andreagomez
Fotografía y maquilaje: Gantes Estudio @gantestudio